viernes, 15 de abril de 2011

El billete

Buenas tardes.

Nuevamente el día de hoy ha sido totalmente surrealista. Supongo que la proximidad de mi marcha precipita las cosas bastante y de ahí que la frecuencia de cosas extrañas se incremente muchísimo, pero las situaciones cotidianas empiezan a parecer corolarios de las leyes de Murphy con demasiada frecuencia para mi gusto.

El día ya no empezó muy bien porque una noche mas he dormido tarde mal y nunca. Me desperté muy espeso y muy poco motivado para hacer todo lo que aún tengo por hacer. Después de escribir el post sobre música de esta mañana me puse a empaquetar cosas, preparar y cerrar cajas y demás menesteres habituales en mi situación. En esto que sonó el timbre de mi puerta. Debo deciros, ahora que ya me voy y no hay problemas, que en frente de mi piso tiene la consulta un dentista. Por alguna razón que desconozco, pese a tener un timbre personalizado -una placa negra con su nombre que acaba en el botón del timbre- en el portero automático, mas de la mitad de su clientela llama a mi piso para que le abra. Siempre me he preguntado que se les puede pasar por la cabeza para descartar que el botón que está al final de la placa identificada como de un dentista sea el del dentista. El mío, que esta en un nivel superior, parece mucho mas indicado para conseguir que les de paso a su odiada consulta. Durante un tiempo incluso puse mi nombre el una pegatina en el que es mi timbre por si valía la psicología inversa, pero la estupidez humana no conoce límites.

Debido a esto hace muchos meses ya que llamar a mi timbre sin llamarme antes por el móvil es tan inútil como intentar derribar nuestra querida muralla a cabezazos. Mis visitantes habituales lo saben y por tanto nunca ha habido ningún problema.

Como os comentaba anteriormente, el timbre sonó. Yo lo ignoré. Volvió a sonar y yo volví a ignorarlo. Pasaron unos minutos y otra vez, así que me encabroné y me levanté para ir a abrir y de paso decirle un par de cosas al futurible cliente del dentista. Atravesé el pasillo corriendo esquivando todas las trampas mortales que tengo esparcidas por toda la casa  y cuando llegué al portero nadie contestó. Supongo que podréis comprender que me entro por un momento una pequeña diarrea que iba totalmente destinada a los parientes mas cercanos del Sr. Desconocido que tan alegremente llamaba a mi timbre.

Tan pronto como llegué de vuelta al salón el timbre volvió a sonar y salté como un resorte. Estaba de muy mal café, así que de camino al portero inconscientemente sentía pena por quien quiera que estuviese llamando. La bronca que pensaba echarle al pobre era inevitable. Resultó ser el que compartió piso conmigo durante los últimos años...

Cuando subió las escaleras a mi aún no se me había pasado el cabreo, así que le pregunté como es que no me llamaba antes por teléfono como siempre y sin decir nada mas sonrió, me dio su móvil y me dijo, llámate.

Hará cosa de una semana estuve recibiendo multitud de llamadas a cobro revertido desde un número desconocido para mi, así que en otro de mis arrebatos de mal humor llamé a orange para solicitar que bloqueasen las llamadas entrantes desde ese número. Algunas de las llamadas eran a altas horas de la madrugada y no estaba por la labor  de recibir una llamada desde España a las mil de la madrugada estando en Estonia. Sustos los justos.

Hoy he sabido que el dedicado trabajador del servicio técnico lo que hizo fue desviar todas mis llamadas entrantes al número que me estaba molestando. De alguna manera se ha hecho un poco de justicia, puesto que me consta que mi ex-compañero de piso me ha  llamado bastantes veces esta semana, llamadas que ha recibido el desconocido al que le gusta llamar a cobro revertido, pero el caso es que no tengo ni idea de cuanta gente ha podido llamarme esta semana y todas y cada una de las llamadas desviadas deberé pagarlas yo. Por suerte ya estaba operado, ya que la cita me la confirmaban por teléfono, pero ¿os imagináis la cara de Mr. ? si le hubiesen dicho que tenía cita para pasar por el quirófano mañana? Surrealismo puro.

Como no llamé a Orange para quejarme, buscar una solución y desahogarme un poco de paso, que estos días han sido muy intensos y tengo pequeños remanentes de energía -llámale energía, llámale mala leche- que expulsar de mi cuerpo. El desvío de llamadas quedó cancelado, pero de momento las llamadas desviadas las pago yo, aunque esto aún no ha acabado.

La mala uva y la falta de sueño hizo que se me levantara un dolor de cabeza bastante intenso, que amablemente me visita puntual cada día desde el domingo. Después de comer y de rezar unas plegarias a san ibuprofeno ahora que estamos a punto de empezar la semana religiosa por excelencia del año, me quedé dormido en el sofá como un bendito.
Sobre las 19:15 sonó mi móvil, era la agencia de viajes. Hoy debía recoger el billete físico, que tenía reservado desde hace semanas. Cogí mi moto y me fui hasta allí, pensando que al fin podría tachar una cosa de mi lista de cosas pendientes.

Con el "pensando que" de la frase anterior muchos deduciréis que no lo conseguí... y estáis en lo cierto.

Llegué a la agencia de viajes con el dolor de cabeza todavía latente, me senté en la silla y saqué mi cartera. La chica de la agencia, que además es pariente mía, comenzó a teclear en el ordenador esos extraños comandos que tiene el Amadeus y su cara se volvió blanca como el papel.

Al parecer mi billete no podía emitirse desde esa agencia por alguna razón que se nos escapaba y eran las 19:45 del viernes previo a semana santa. El problema estaba en el vuelo Madrid- Helsinki, operado por finnair. La desesperación se apoderó de mi pariente - de ahora en adelante R.- y comenzó a llamar a todas las agencias amigas para buscar una posible solución. A los 10 minutos R. creía que una agencia vecina podría emitirlo, así que nos fuimos allí. Era muy cerca así que fuimos andando y durante todo el trayecto no hacía mas que disculparse, la pobrecita con su agobio ya me estaba haciendo sentir mal, pero yo necesitaba ese billete y no había ningún otro disponible, ni siquiera en 1ª clase. Llegamos a la otra agencia y repetimos todo el proceso. Al menos la dependienta era muy guapa y pude distraerme  mirándola furtivamente. El caso es que tras varios intentos y mucha dedicación por su parte, la cual agradezco infinitamente, tampoco pudo hacer nada. Al final el problema parecía estar en que finnair, si las agencias no emiten un número mínimo de billetes, les retiran la facultad de emitirlos.

Llegados hasta este punto mi pregunta es: ¿Quien hace habitualmente el viaje Madrid - Helsinki? ¿Cuantas agencias pueden emitir un número considerable de billetes de ese trayecto habitualmente en España?

En fin, al final mi billete ha sido emitido por un mayorista y está en algún lugar de Santiago. El lunes podré tenerlo en mis manos. Gracias por la dedicación R.

Ahora espero salir a hacer el que será uno de mis últimos tapeos en España antes de mi marcha con Mr. Fox, si es que aparece, claro.

Saludos desde Tromaville.

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